Quisiera escribir sobre este tema porque realmente encuentro que es necesario, aunque en lingüística se puede ampliar mucho más, quisiera exponerlo aquí para los que le gusta leer e interpretar.
El uso de las palabras de las frases es una tarea que puede tornarse ardua a la hora de querer transmitir un mensaje.
Me he conseguido con personas que a causa de una palabra se les obstruye el pensamiento, a veces a mi me sucede, una palabra que no comprendo obstruye el hilo del mensaje cuando el significado que se interpreta no era el original que quiso dar quien escribió. Esto por supuesto es un tremendo problema que puede deformar todo un mensaje.
Por eso suelo decir que no me amarro a las palabras, ni a las formas… a veces estas son traicioneras, creo que hay que ir un poco más allá, al contexto, a la idea general… por esto la prosa puede ser más amiga de las ideas, de los mensajes.
Decía Vicente Huidobro: «El adjetivo, cuando no da vida, mata.» Esto sucede porque el adjetivo cuando no es necesario quita alas al pensamiento, lo pone a gatear cuando debería fluir.
Borges en su escrito «El Libro», también habla de la facilidad que debe tener el lector al leer, dice que el escritor que es difícil de leer ha fracasado, aunque suena fuerte para mi ha sido cierto muchas veces como lectora, al tener dificultad al leer no he podido conectarme con el escritor, es cuando el pensamiento se interrumpe, en lugar de fluir, correr, volar…
No así cuando leo y puedo añadir a lo que leo mis propios pensamientos y entonces es cuando ocurre la conexión.
Por otro lado cuando escribo no me gustaría que las personas que lean asuman lo que digo como verdades, si me encantaría que más bien los estimulara a buscar por si mismos, aunque eso sería esperar demasiado, pero creo que si alguien puede despertar eso, para mi sería lo máximo, como escritor… ir más allá y no quedarse tan solo en el mensaje.
Yo siento como persona creyente que hay palabras que dan vida, que siempre son actuales, que nunca mueren, que han sido traídas por El Espíritu, por Dios mismo, hay quien dice que todo escrito inspirado es de Dios, pero otros aclaran que solamente es La Biblia, y yo prefiero creer que es así porque si no tendría que saltar a tantos y múltiples libros y sería una vastedad imposible de conciliar entre sí.
Por todo esto al escribir tengo presente siempre que lo más importante es transmitir lo más exacto posible el mensaje que quiera transmitir, escribir y escribir ayuda, aunque no voy a mentir es una tarea a veces muy difícil, pero aunque parezca contradictoria plasmar por escrito las ideas ayuda muchísimo. Puede ser en muchas líneas, puede ser en pocas, pero lo más importante de todo es «la idea», esto lo he llegado tener claro después de algún tiempo.
La poesía es una forma muy bella cuando logra transmitir además emociones y sentimientos, cuando estos ya están es magnífico, solo hay que sentarse y escribir, pero sucede que puede ser que las palabras se escondan, las frases no encajen, y las ideas se esfumen en la frustración de no conseguir el vehículo para hacerlas fluir… esto me ha pasado muchas veces. Hay cosas que quedan atrapadas adentro sin poder salir…
Otras veces fluyen tranquilamente…
Creo que también esto ocurre de acuerdo al temperamento de cada uno…
Los conceptos se transforman, crecen, y muchos se mantienen, a veces cambia la forma de expresarlos, se pulen, cuando esto ocurre es hermoso. Se tiene una sensación de satisfacción al ver que dentro se aclara el panorama…
Inclusive en el mundo literario no hay conceptos rígidos, el mismo libro que leímos el año pasado, tiene un aspecto diferente al leerlo después. Me ha sucedido que un libro que me hizo llorar a los 15, ahora no me despierta mucho interés, pero encuentro otros significados… Y el libro que me resulto pesado a los 16 ahora me resulta hermoso en cuanto a la riqueza que exhibe… el mismo libro que el año pasado leí por encima este año me resulta diferente. Es como si los libros menguan o crecen conmigo… o cambian también. El mismo libro tiene interpretaciones distintas para la misma persona cada vez que lo relee es como si cobrara vida cada vez, pues no somos estáticos.
Borges decía que le gustaba más releer, y esta es una práctica que me parece más interesante desde el punto de vista que se aprovecha más el texto y el goce estético también puede ser mayor en cuanto a la poesía u obra literaria de la que se trate. Yo releo muchos textos cada día, indago en cuestiones aunque básicas profundas, leo la Biblia, leo poesía, y algún libro de los clásicos si me queda tiempo, pero leo, creo que es una gran bendición poder hacerlo. Y releer más todavía.
El mensaje que quiero dejar claro es que hay que tener delicadeza en ver que tomamos como «verdades», y saber que de hecho si existen, pero hay que buscarlas en buena fuente. Saber que estas hablan no solo al intelecto sino también logran tocar por dentro las fibras intimas en la medida que se tenga una actitud de constante aprendizaje, en la medida que se tenga la mente abierta y el corazón limpio como un niño, aunque suene redundante una actitud de saberse ignorante en gran medida en muchas cosas. Y que por algo hay verdades que se han mantenido por miles de años… y que hay «verdades» que solo han sido polvo en el viento.
Flori *)