Mantener el camino

Siguiendo el hilo de los hijos, los proyectos, las artes y cualquier anhelo que se pretenda realizar, una vez que ya está encaminado, con las riendas andando, lo único que quitaría un poco el sueño es que se mantenga así…

Ese afán de control de verdad puede arrebatar el sueño.

En ese deseo que no se pierdan las fuerzas, las ganas y el animo…

Que no se tuerza…

«Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.» Proverbios 22:6.  ¿Es una recomendación, es una promesa?

No podemos saberlo porque en mi opinión particular las palabras son una promesa para uno cuando tocan adentro el corazón, y las tomamos y las hacemos nuestras, son palabras que tocan nuestra situación particular, y las creemos, las sentimos espontáneamente.  Es lo que se conoce como «Rhema».  Una inspiración. Siendo así, es una promesa si la creemos.

Que a la larga los hijos tomaran sus propios caminos, es cierto, y no se puede hacer nada al respecto, no sin pretender opacar las voces de su propio corazón.

Pero lo innegable es la influencia que se ejerce. No es igual cuando se hace algo con poco convencimiento que cuando se hace con gran convicción. La convicción agrega poder a las acciones, a las palabras, a las expresiones, a todo lo que se hace.

Independientemente de lo que se crea hay que tener fe en lo que se hace, y si no pues hay que cambiarse, o hacer otra cosa o renovar la mente y buscar adentro los principios que nos sustentan, cambiarlos sino son acordes a lo que anhelamos de verdad.

Digo todo esto porque todo lo que hacemos hay un momento en que se tiene que soltar y echar a volar, y ese momento es cuando quisiera que no se pierda el esfuerzo, el sudor y las lagrimas soltadas, que no se pierdan.  Pero para perder ese miedo, lo que se hace, tiene que ser hecho de corazón.

Cuando haya que soltar lo que hicimos al menos nos debe quedar la certeza de que lo dimos todo, y allí nos daremos cuenta de lo inagotable que es el dar, siempre vamos a sentir que se pudo haber hecho más y dado más… y que no es posible en nuestra finitud.

Creo que adentro hay un afán de entregar el corazón de darlo por entero ya sea a otro, a otros, una causa, un sueño, a Dios mismo.

Creo que dentro de cada uno a veces sin saberlo tenemos ese abismo que ruega por ser llenado, cubierto, una especie de brecha que ruega por ser saltada hacia la eternidad…

Lo único cierto es que lo que damos cada día queda en alguna forma, si somos solo amor algún día iremos a unirnos a esa esencia misma, y esa esencia por ser infinita sabemos que va expandiéndose cada vez más y más, solo estamos completos en el infinito, en Dios mismo.

Y no es algo que hay que aceptar o creer porque sí,  es algo a lo que algunos llegan por convencimiento o mejor dicho por esa misma convicción que provoca el amor…

El amor: «Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. » 1 Corintios 13:7

El amor es sufrido pero es el único camino por el cual todo, absolutamente todo vale la pena, las lagrimas, el llorar, el reír, el contentarse, el inquietarse, el calmarse… el descansar y el vivir simplemente.

Respuestas de que pasará con todos nuestros anhelos no las hay por el momento, pero si existe la certeza de que el amor infinito hace llegar todo a un buen puerto.  Cuando tenemos esa certeza nos damos cuenta cuanto puede doler mirar así, mirar el mundo sabiendo cuan ausente parece el amor.  Cuando lo tocamos el amor duele pues nos va purificando,  y luego al mismo tiempo nos traslada a lo sublime de la paz,  nos alegra, y otras nos deja un sabor agridulce mientras en nuestra mente tratamos de comprender.  En esa certeza: descansamos, mientras vamos andando.

El amor no será vencido jamás, pues el se recrea y nos recrea, toma nuestros sueños y les da forma, los suelta y los cuida como más nada puede hacerlo.  Nuestra mente necesita ese cuidado de Él mientras crecemos, y nuestro crecimiento nunca para hasta que podamos verlo cara a cara…

Foto by © Sandra Löber
Foto by © Sandra Löber

» Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. » 1 Corintios 13:12

Flori *)

6 comentarios en “Mantener el camino

  1. Cuando se ha dado tanto amor, muchas veces duele en el alma no el reconocimiento de lo hecho, sino la indiferencia, la negación de lo recibido. Siempre se puede dar más, éso pasa muchas veces. Dar hasta que duela. Tiempo, amor, atención, compromiso, compañerismo, .
    Una belleza de reflexión, que acompañaste con una foto maravillosa.
    Un fuerte abrazo, mi querida Florí.

    Me gusta

    1. La indiferencia es lo más doloroso. Contra su efecto hay que luchar, comprendiendo que para Dios nada es indiferente… con esta certeza, la indiferencia pierde su fuerza.
      Gracias querida Stella por detenerte aquí.
      Un fuerte abrazo.

      Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.